Es tan triste
morir
sin que me expliquen
el rumbo de las aves ciegas
la cansada semejanza que me
invade
la infinita madurez del fruto
vano
La luz que tiento es un vaso
de sangre
en que cuaja el día
La muerte
una pedrada adentro
una serpiente de Dos Pechos
erguida por mis flautas
Por qué esta usura en mediode las postrimerías?
Esta carencia
cuando el instante asoma
como un trozo de perfil
más dilatado?
Sólo preservo el curso
de mis labios
Sólo alabo el delito
de mi insignificancia
Por qué este apuro por
tragarme el mar
despeinar coronas inmensas
acribillarme de tristes
langostas?
En mi calabozo muevo la
silla
en que queda carne
Sé que siendo dejo de ser
y paso
y queda el cáliz del vino
evaporado
Cuál es la dimensión herida
en que agigantomi pálida figura?
Retratos obra de Oriana Victoria Mondaca Rivera
Hace 4 años
Muy bueno el poema, sentimiento unido a la pluma dejando brotar el alma.
ResponderEliminarSaludos
excelente escrito, me encantó. un beso para ti
ResponderEliminarUn maestro a seguír, sin duda.
ResponderEliminarAbrazos
Es inherente al humano (y cuando más espiritual es), ese vehemente, y lícito deseo cósmico de trascender. El poeta en su ser y labor creativa, tal vez una forma de amasar un mundo mejor.
ResponderEliminarNos enfrentamos muchas veces en la disyuntiva posible de la esperanza, con su punto límite en el choque con la limitación de lo finito... El poeta seguirá cantando (aún en su tristeza) hasta la muerte.
Un abrazo desde Buenos Aires.
Juan.
¡Qué feliz descubrimiento! Me fascina tu lírica. Gracias por dejar tu huella en mi blog. A partir de ahora, yo también voy a seguirte, admirada.
ResponderEliminarSimplemente....Bellísimo
ResponderEliminarUn Cordial Saludo
Patricia