Un cofre

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Para atesorar palabras, bálsamo para el alma

Esas lindas personas con las que compartimos sueños:

lunes, 14 de enero de 2013

Eduardo Anguita Cuéllar


Eduardo Anguita Cuéllar

Nace en Yerbas Buenas, Linares 14 de noviembre de 1914 – y muere en Santiago 12 de agosto de 1992. Poeta de la llamada generación literaria de 1938, Premio Nacional de Literatura en 1988. Colaboró en  revistas y diarios como Ercilla, Plan, Atenea, La Nación, El Mercurio (donde se destacó por sus columnas en la sección Artes y Letras), entre otros. Además, trabajó en la empresa Zig-Zag y fue redactor creativo en distintas agencias publicitarias.
Publica su primer poemario, Tránsito al fin, en 1934. Inició su actividad creativa en un período en que se desarrollaban importantes movimientos estéticos de vanguardia, fundamentalmente el surrealismo y el creacionismo. Fue amigo y admirador de Vicente Huidobro y compartió búsquedas poéticas con Pablo Neruda y Volodia Teitelboim. Además se mantuvo vinculado muchos años al grupo Mandrágora. []
En 1993 la Editorial Universitaria creó el Premio Eduardo Anguita, para distinguir cada dos años a los poetas que no hubieran sido distinguidos con el Premio Nacional de Literatura (el primer laureado fue Jorge Teillier[5] ) y, también como otro homenaje, la colección
Se ha considerado a Anguita como un poeta metafísico por la naturaleza de los temas que trata y por la reflexión filosófica que hace con relación a ellos en su poesía. Estos temas son principalmente: la belleza, la muerte, la temporalidad del hombre y la memoria. También hay espacio en su producción para el tema religioso, ya que el poeta estuvo abiertamente relacionado con el catolicismo. Pero es un catolicismo no ortodoxo y de variadas influencias, como la concepción pagana de una realidad animada, la anulación del “yo” propia del budismo y de poetas profanos relacionados con la valoración del cuerpo y el erotismo. Es por esto último que podemos ver, en algunos de sus poemas, una relación erótica con la divinidad a la manera de los poetas místicos.  Resumiendo temáticamente su obra, se ha hablado de una poesía metafísica y erótica, ligada siempre a un carácter religioso.
Durante su vida como escritor formó dos movimientos. El primero, llamado David, donde lo que se proponía hacer era una poesía que convirtiera a la palabra en acción y producir así una conducta a partir ella, lo que se ha denominado como una especie de poesía práctica. En el Manifiesto David escribe: "Trastornarlo todo, usar las copas de champagne para lavarse los dientes. Levantarse a las dos de la mañana, acostarse al mediodía. El rojo como luto. Después: proyección de nuestra visión sobre los objetos, hasta el uso que realmente creemos y queremos" El segundo fue el decoracionismo, donde lo que tratar de hace es darle un valor auditivo, musical a las palabras. Esto es que la palabra carezca de significado y sea puro sonido. Se vincula al grupo Mandrágora, ligado al surrealismo.
Anguita se inscribe dentro de una poesía totalmente desvinculada de la mímesis, es una poesía intelectual. La función de la poesía sería un reclamo del ser, que pide ser representado dentro del cosmos y nunca se podría considerar como un mero entretenimiento del espíritu. Anguita ha dicho que para él la poesía es la visión primera que se tiene de algo y debería expresar siempre ese instante de primera vez.
Establece una diferencia radical entre el lenguaje de la poesía y el de uso cotidiano. El que usamos comúnmente estaría desarrollado en el estado de vigilia de la conciencia, mientras que el poético se produciría por el choque entre la conciencia y el subconsciente.
  • Tránsito al fin, poesía, 1934
  • Antología de la Poesía Chilena Nueva, 1935, junto con Volodia Teitelboim
  • Antología de Vicente Huidobro, 1945
  • Últimos poemas, 1948
  • Inseguridad del hombre, relatos, Antología de Vicente Huidobro, 1948
  • Anguita, cinco poemas, 1951
  • Palabras al oído de México, prosa y poesía, 1960
  • El poliedro y el mar, poesía, 1962
  • Rimbaud pecador, ensayo, 1963
  • Venus en el pudridero, poesía, 1967 (en 1980 sale una nueva edición corregida)
  • Poesía entera, antología, 1970
  • La belleza del pensar, crónicas, 1988
  • Poesía entera. Obra poética completa, Editorial Universitaria 1994, con introducción de Pedro Lastra
  • Páginas de la memoria, RIL Editores / Dibam, 2000; reúne artículos publicados en la revista Plan entre 1972 y 1973, más Voluntad y prefiguración del Paraíso, aparecido en 1953 en la revista David por la Verdad y la Vida (2ªed. RIL Editores 2002)
De Venus en el Pudridero
Yo sé: Venimos de la Palabra:
nuestro destino es regresar.
El canto creó al pájaro y no el pájaro al canto.
Entre las yemas recién húmedas
del secretísimo rododendro,
un ruiseñor está volviendo a ser canto,
todo canto y solamente canto.

Veo caer al pájaro fulminado por su canción:
corteza vana, luna transitoria,
cascara de su propia luz,
envoltura que tú, gusano, puedes roer sin que
           yo te lo impida.

Volved, volved a la Palabra.
Lo demás, si hace falta,
nos será dado por añadidura

¿A quién amé? ¿A ti en otro lugar?
¿O bien a otra mujer, pero aquí?
Aquella a quien beso aquí ahora,
si cambia el lugar, ¿es la misma
persona?
O cambia el tiempo, ¿la persona es la misma?
O cambia el tiempo, ¿es el mismo lugar?